Hace unos días,tuve ocasión de visitar el museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
La ocasión lo merecía, ya que además de la exposición permanente, que es impresionante, como veréis en las fotos,  en esas mismas fechas, coincidían dos exposiciones temporales que me llamaron mucho la atención. Una dedicada a al gran pintor Pierre-Auguste Renoir  y la otra a la colección de joyería Bvlgari, denominada Bvlgari y Roma.

Soy un angelote…

El Museo, fue creado en 1988, alberga unas tres plantas de un edificio precioso, denominado Palacio de Villahermosa, que posteriormente fue ampliado para dar cabida a la gran colección de obras de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza.



Nada mas llegar destaca la enorme cafetería: Las terrazas del Tyssen.

 Con el frío que hacía esos días, un café vino especialmente bien para calentar el cuerpo. 

Después pasamos al Museo, allí todo es a lo grande; el hall de la entrada, los pasillos y las salas donde se muestran  las obras de arte y los diferentes espacios son muy amplios, lo que te permite admirar las obras a cierta distancia, casi en la lejanía, como debe ser. 

Interior de una de las salas
Te sientes pequeña, casi minúscula, al lado de tanta majestuosidad y belleza en forma de arte.
Destaca el color naranja en las paredes, quizá para dar sensación de relajación y tranquilidad.



Los barones Thyssen -Bornemisza.


Dos enormes cuadros de los barones Tyssen, presiden la entrada  a la exposicion permanente.
Parece que vigilan que todo esté en orden.





Cristo y la Magdalena



A sus pies, podemos contemplar varias magnificas esculturas de Auguste Rodín, Cristo y la Magdalena, El Sueño ,La Muerte de Atenas y El Nacimiento de Venus,(La Aurora)

Y desde ahí, tomamos rumbo hacia las plantas superiores, donde nos esperan mas de mil obras de arte de todos los estilos, y escuelas pictóricas, Renacimiento, Barroco, Manierismo, Impresionismo, Expresionismo, etc, hasta llegar al Pop Art, e incluso la única colección en Europa de pintura norteamericana del Siglo XIX.  

Retrato de Enrique VIII de Inglaterra.




El Nacimiento de Venus















La exposicion estrella de esos dias , fue la dedicada al gran Pierre Auguste Renoir.

Renoir, un maestro de maestros, un artista, del cual su hijo, el cineasta  Jean Renoir contaba,  que su padre “miraba las flores, a las mujeres, a las nubes del cielo, igual que otros hombres tocan y acarician”.

Por ello, destaca en esa exposición, el papel central que ocupan las sensaciones táctiles, la diferente manera de contemplar la obra de un artista a través de los sonidos,el tacto y los olores,

Una vez que realizas la visita por las diferentes salas, donde se pueden admirar más de 70 obras del gran maestro. 

La trenza. 1886.

Después de quedar prendados de la sutileza y de la romántica manera de contemplar la belleza femenina, a través de los ojos del impresionismo, nos pasaron a una sala, en la cual nos enseñaban a sentir el arte, tal y como Renoir lo quería expresar y así lo sentía: aromas, olores, sonidos y tacto. Todo se relacionaba a través de pequeñas stands, donde podías admirar desde el aroma de una rosa hasta la hierba del campo (heno), palpar la rugosidad de la madera con los ojos cerrados y sentir el campo tal como un invidente lo podría sentir.  Unos auriculares te transportaban a los sonidos más elementales de la naturaleza, aquellos de los que en la grandes urbes tenemos casi olvidados: susurros, la brisa, el roce de las hojas o el agua cayendo en cascada.

Un pequeño dato que podemos apuntar es que no nos dejaron tomar constancia de documento gráfico de esta parte (LAS FOTOS ESTABAN ESTRICTAMENTE PROHIBIDAS).

BVLGARI,

acabada la visita anterior, tuvimos que apresurarnos puesto que el reloj ya nos avisaba que estaba próxima la hora para visitar dicha exposición.
Una escalera nos adentra en un mundo glamuroso. Al entrar, nos da la bienvenida una imagen gigante de Sofía Loren.

Seguidamente encontramos un exposición de todos los perfumes de Bvlgari, con su composición y muestras para su venta.

A continuación entramos en un mundo de lujo completamente relacionado con el pueblo italiano, la historia de Roma.
Una gran exposición con un alarde audiovisual que nos hace sentir Roma tan cerca, como las protagonistas de Bvlgari.
Pantallas de vídeo proyección, sobre telones de cuerdas, dan sensación de relieve, y muestran Roma desde varios ángulos, haciéndonos sentir que realmente estamos en la Ciudad Eterna.
Aquí os dejo un pequeño vídeo, para vuestro deleite:  


Durante el recorrido, podemos admirar  desde joyas y accesorios en plata creadas por el propio fundador Sotirio Bulgari,   hasta diseños de los más actuales. 
Colecciones como la de Serpenti, Monete, Parantesi y Bvlgari Bvlgari, con piezas que pertenecieron a Elizabeth Taylor, y Sofia Loren, y otras joyas espectaculares cedidas por la Baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza.  

La exposición repasa la evolución del estilo de la marca durante 130 años, paseando por los lugares más emblemáticos de Roma.
Su tienda principal está situada en la Plaza de España de Roma, que tantas veces hemos podido ver en films míticos.

Fundada en Roma en 1884, Bulgari ha incorporado desde sus orígenes los rasgos más característicos de la ciudad como hilo conductor simbólico y artístico de sus creaciones. El Coliseo, la plaza de San Pedro, o la escalinata de la plaza de España, se traslada a complejos diseños de Joyería, con rubíes, amatistas y aguamarinas, recreando los adoquines de la famosa Vía Appia.


Resulta muy grato, comprobar que todos los diseños de la firma, tienen algo que ver con Roma, escaleras, frisos  y cúpulas estas reflejadas en sus joyas.


Las fuentes de Piazza Navona o el Panteón han dado forma durante décadas a collares, pulseras, pendientes y broches realizados en oro o platino y piedras preciosas de múltiples colores: gemas en talla cabujón que recrean las características cúpulas del paisaje romano, diseños geométricos reflejo de las líneas puras de las ruinas o el brillo del oro que recuerda a las volutas del Barroco son algunos de los detalles que revelan el homenaje de Bvlgari a la Ciudad Eterna.

La muestra reúne más de 140 piezas de joyería de la Colección Heritage de Bulgari -entre las que se encuentran piezas que pertenecieron a Elizabeth Taylor y a Anna Magnani- y de algunas colecciones particulares, como la de la Baronesa Thyssen, junto a una treintena de pinturas, dibujos, esculturas y fotografías de diversos artistas europeos que han inmortalizado la ciudad de Roma en su obra, como Canaletto, Gaspar van Wittel, Ippolito Caffi o Arthur John Strutt. Estas obras proceden en su mayoría del Museo de Roma (Palazzo Braschi), pero también de la Galería Borghese, de los Museos Capitolinos y de las colecciones del Banco Intesa San Paolo y del Círculo de la Caza. 

Al salir, como en todas las exposiciones, el merchandising está muy presente, e invita a poseer un recuerdo de una visita que sin lugar a dudas, me dejo un muy grato recuerdo.


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MI ADMIRADOR SECRETO A VUELTO A ESCRIBIRME


Asentí,

Cerré los ojos,

Me molestaba la luz y las palabras.

Dejé que la penumbra me conquistara y comencé a sentir mi respiración.

Sabía que estabas cerca y suspiré.

¿Dónde quedaron mis sueños? ¿Dónde estaba tu mirada?

Aquella noche solo pensaba en mañana, un mañana que no podría ser, un mañana que no soportaría sin ti a mi lado.

Pero cerré mis ojos.

Y los cerré para no ver que estaba solo, que tú no estabas a mi lado, que no sentiría jamás tu aroma.

Te añoraba…

Añoré esas tardes de verano que pudiste pasar a mi lado, esos besos que no tuve, esa mano que no pude acariciar paseando por la orilla de aquella playa.

Y creí que debía contentarme por verte cerca, por anhelar contemplarte a la salida del trabajo.

Tú no sabes las mañanas que pase esperando ver tus ojos, suspirando porque aquella figura esbelta y hermosa saliera por aquella puerta, por aquella calle.

Finalmente pensé que sería más feliz soñando contigo cada noche, pero el anhelo por contemplar tu belleza me impidió conciliar el sueño, ese sueño que me acercaba a tí.

Seguiré soñando con esos ojos, con esos labios que desearía sean míos, con esa gracia de pasear y saberte a mi lado. Mientras tanto recorro esta ciudad intentando encontrarme contigo en la parada del bus, en el tranvía, en esas calles que recorres a menudo.

Entre susurros grito que te quiero aunque no lo escuche nadie, buscando esa mirada que tal vez un día sea mía…


Besicos cos…cos… con mucho glamour.

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