Siento haber estado un poquito lejos de vosotros. El trabajo y algunos otros factores han hecho que sea imposible extraer un ratito de mi escaso tiempo.

Supongo que la mayoría estaréis de vacaciones y por ello me gustaría hablaros sobre un tema interesante, bikinis y bañadores.

Hoy vamos a retroceder un poquito en el tiempo y a revivir moda que nuestros antepasados llevaban para poder bañarse y tomar el sol.

Os dejo con un poquito de historia:

Hoy día nos resultaría prácticamente ridículo ver a alguien en la playa dispuesto a bañarse con un traje de baño de nada menos de seis piezas, pero esas son de las que se componía esta prenda en el siglo XIX, aunque tenemos que remontarnos mucho antes para ver su evolución.

Comenzamos nuestro viaje por la historia del bañador en el antiguo Egipto, donde ya se tiene constancia del ropaje especial para el baño de una cortesana de Alejandro Magno.

Llegamos al siglo XIX, cuando comienza a ser habitual tomar baños de sol bajo recomendación médica que junto con la revolución industrial ya permitía viajar a más gente a las playas. Es en ese momento cuando empieza a  cobrar más importancia la moda y comienzan los baños con trajes no muy diferentes de los que llevaban por la calle, hasta que surgió la necesidad de prendas más cómodas.

Aun así seguían fabricándose con las mimas telas que los de franelas, alpaca, sarga… hasta que buscaron otras más ligeras y constaban de pantalón bombacho, una especie de falda y además un corpiño de cuello alto que tapaba gran parte de los brazos hasta el codo. Además se llevaban con medias, y zapatillas de lona con tacón bajo. Imaginaros meterse en el agua con todo aquello, que llegaba a ser peligroso por hundimiento.


Llegamos al fin al siglo XX. Fue más destacada su evolución. El traje de baño pasó a ser un vestido con la parte de arriba ceñida y una falda hasta las rodillas, por supuesto sin olvidarnos del gorro, para después convertirse en un “dos piezas” que acortaba la falda y la convertía en pantalón, cada vez un poquito más sexy.

El bikini

Después de la Segunda Guerra Mundial el francés Louis Réard creó el llamado bikini, que toma el nombre de la isla del Pacífico en la que se había hecho este mismo año pruebas nucleares. El cine tuvo mucho que ver en una prenda que en los años 50 se consideraba de mal gusto pero que actrices como Bigitte Bardott (icono de pura sensualidad) pusieron de moda con sus baños en las playas de la Costa Azul.

El bikini llegó a las playas españolas por primera vez en la ciudad de Benidorm, gracias a su alcalde, Pedro Zaragoza, convenció a las autoridades argumentando el atractivo que tendría la prenda para los turistas.

Desde entonces esta prenda ha coexistido con el bañador de una sola pieza, y si bien ha ido reduciéndose en tela, incluso con la invención del tanga en 1974 y del monokini en 1964 (que viene a ser lo mismo que el topless).

Actualmente hemos asistido a nuevos diseños como el trikini (de Rudi Gernreich, mismo creador que el monokini), y esta temporada concretamente los talles de las partes inferiores suben en una especie de involución hacia los bikinis de los 50.

Ya estamos en verano, el sol y el calor nos llaman a la playa. Las que como yo trabajamos estos días y estamos añorando las vacaciones no nos queda más remedio que hasta que podamos disfrutarlas, aprovechemos con nuestros modelitos en las piscinas.

Una prenda a la cual le tengo un especial cariño es el bañador. Muchas de las veces no se le da la importancia necesaria pero elegida con gusto realza nuestra figura.

Hace poco he pasado unos días realizando unas sesiones de fotos en Tarragona. El equipo estaba formado por los fotógrafos Jose Macon y Rafael Ricote. Maria Naranjo Make UP (Barcelona) con la peluquería y maquillaje. Una de las sesiones fue en la piscina de un conocido hotel de Salou. Las prendas las imaginareis: bañadores. En esta ocasión conté con dos trikinis espectaculares de la firma RED POINT Y OSHO.

Imaginaros todo el equipo en medio de los ocupantes del Hotel, hasta el servicio de mantenimiento pendiente de nosotros (había una cascada que encendían y apagaban según nuestras necesidades), en fin un verdadero espectáculo.

Son unas prendas espectaculares para realzar la belleza femenina aderezados eso sí, con unos complementos bien elegidos.

Supongo que a los que os gusta el mundo de la moda os habrá gustado y a los que no, os habrá servido de curiosidad para poder hablar de ello.

Después de todo este paseo retrospectivo ¿me acompañáis y nos damos un bañito? Es lo que apetece

Os dejo con unas fotos de esta sesión.

Espero que disfrutéis tanto al verla como nosotros disfrutamos realizándola. 


Por cierto, otra de las cartas de mi admirador anónimo:


Me falta tu sonrisa

«Esta noche imaginaba como sería la vida sin tu sonrisa. Esa sonrisa que derrochas cuando estás conmigo y que poco a poco se ha hecho imprescindible para mí.

Y digo imaginaba porque después de estar sin verte durante unos días siento que me falta algo muy importante para mí. Ese algo es tan imprescindible que no consigo sustituirlo con nada ni con nadie.

Intento imaginarla, observo tus fotos pero no me sirven, necesito estar cerca de ti.

He intentado engañar a mi mente ocupándola en otras cosas. He buscado razones para explicarme que estás ahí pero no consigo echarla de menos tanto como para borrar la mía de mis labios y entristecer mis ojos.

Pero en un poco te veré…. Intentare disimularlo pero se que no podré porque entonces seré feliz, viendo tu sonrisa acariciando tus manos…


No me faltes nunca, prefiero perder el aire o perder la vida.”