!Buenos días! ¿Cómo estáis joyitas? Espero que estéis todos, !pasaré lista…! Y decidme, ¿cómo va el verano…?

Ya se que os tengo un poco abandonados, pero han ocurrido muchas cosas en estos últimos meses y me ha sido bastante complicado escribir, ni tenía ganas, ni inspiración…

Para escribir, hace falta ánimo, y reconozco que desde que no me empuja a hacerlo mi amigo, («que en paz descanse») José María Iñigo, cada día me cuesta más… Pero una cosa está clara, os tengo en mi mente. Sólo quería que lo supierais.

Estos meses de pandemia están siendo difíciles para todos, pero la verdad es que en mi caso, esa dificultad ya viene de meses antes, y todo por motivos de salud.

Al fin me encuentro plenamente recuperada, y con ganas de dar mucho mal por aquí. Así que, como por lo menos a mi, sólo me apetecen cosas positivas, os iré contando cositas de este verano tan atípico…

En estos tiempos que corren y con tantas contradicciones que nos venden; «quedaros en casa», «tenéis que salir para hacer turismo nacional, si no la economía se va al garete», los datos de la pandemia, por ejemplo, todo es un enigma…en fin, que cualquiera se aclara con lo que nos cuentan, así que me costó decidirme (gracias a mi amigo Sixto que me animó a que saliera de casa y me relajara, aunque fuera sola y con mascarilla…)

En fin amigos, y que destino elegí, por supuesto uno nacional, cerquita de casa, e inspirara seguridad, «por si aca»… Así que me fui a un hotel que me transmitía buenos recuerdos en La Pineda (Tarragona), el hotel Gran Palas Pineda, un superhotel que conocía por motivos fotográficos y prometí que volvería a alojarme allí.

Normalmente el turismo que llena el hotel es fundamentalmente ruso, franceses e ingleses, pero este año, los pocos clientes que allí nos encontramos, eramos todos españoles (algún inglés, francés pero pocos extranjeros)

El hotel es realmente sorprendente, nada tiene que envidiar a otros hoteles que están en el Caribe. Nada más llegar al hotel impresiona su enorme entrada. Su fuente, es llamativa y majestuosa.

Normalmente el recibimiento se realiza con champán, zumito, caramelos, etc, pero, ahora nos recibe el hidrogel de la entrada con una alfombra de limpieza, así que hice lo propio, limpieza de manos y de zapatos…

Al llegar a recepción tuve el placer de ser atendida por María Rosa, directora del hotel, un encanto. Me explicaron todo bien, aunque ya conocía casi todo, pero debido a las nuevas normas por la pandemia hay servicios que no estaban disponibles, una pena.

Lo que si continuaba abierto, y si os gusta ir al spa, merece la pena, es su spa. Abierto invierno y verano, con muchas posibilidades, sauna, duchas de diferentes temperaturas, diferentes piscinas y temperaturas, piscina de piedras, etc. todo ello muy controlado con las medidas sanitarias de seguridad que te invitan a disfrutar.

En la parte exterior del hotel, se puede disfrutar de bellos jardines, una preciosa fuente y muchas posibilidades de piscinas.

Al entrar, justo al lado del spa, tenemos una piscina con un super tobogán muy divertido. Si andamos un poquito más, tenemos la piscina más grande con otro tobogán (y por supuesto con varios socorristas), y donde se ubica el bar-restaurante exterior, que en este momento es el que está abierto, y puedes tomarte desde una cañita, a un mojito, o algo de comer.

Esta piscina es la confluencia de todo aquel que quiera socializar con otros. Diariamente hacen muchas actividades de animación, con una divertida animadora y siempre, música ambiente. Es la piscina más animada.

Tienen tumbonas a la sombra de las palmeras, o al sol, lo que más os guste.

En el otro extremo de los jardines tenemos un par de piscinas muy llamativas. Una de ellas es pequeñita y redonda con chorros de jacuzzi, muy familiar. Esa es la zona de adultos. Y justo al ladito, hay otra piscina un poquito más grande con tumbonas y chorros dentro del agua, palapas y beach clubs para descansar, viendo el mar o sintiéndolo…

Eche de menos el resto de restaurantes, sobre todo el exterior, ya que en las noches de veranos era muy divertido y agradable, con su actuación musical incluida.

Ahora, hablaré de los empleados; Tuve el placer de volver a coincidir con camareros de la última vez, como Mariví, ella está en el restaurante, una mujer muy profesional y con una amabilidad desmedida (mi hijos aún la recuerdan y hace 4 años que estuvieron allí), vi caras nuevas, pero todos igual de amables y con sentimiento de seguridad en la distancia entre mesas y en el bufett, una maravilla.

Dentro de la organización del restaurante, tuve el placer de conocer a Jordi. Otro gran profesional, mirando al detalle todo lo que necesita cada cliente.

Destaco la sensación agradable de este hotel de sentirte mimado, a la vez de ser familiar, y lo mejor, en estos momentos, olvidas la pandemia, por las medidas tomadas higiénicas, lo cual hace que te relajes, aunque sean poquitos días.

Tuve la suerte de ser invitada a un cocktail impresionante por la Directora del Hotel, servido por un gran profesional. Os dejo video del momento…

Espero que os haya gustado el reportaje. Así que ya sabéis, si queréis relax y cerquita, en Costa Dorada, al lado de Port Aventura, por si acaso queréis aprovechar.

Besicos cos a todos

Cuidaros mucho amigos.

Maria Mod (Y. Mompel) Modelo, fotógrafa y bloguer