El cansancio se apodera de mi persona, soy enérgica, positiva, y muy trabajadora, pero ha sido un martes duro, eso sí muy feliz. Ha terminado con una muy buena sensación de bienestar. He compartido momentos muy intensos durante el día de hoy junto a compañeros que no conocía dentro del ámbito laboral.
Estuve haciendo un curso, de los poquitos que puedo hacer durante el año por temas familiares, y el argumento era “la comunicación con el ciudadano”, todo ello mezclado con asertividad, inteligencia emocional, PNL, clases de comunicaciones (ejemplos que nos ha puesto nuestro profe Alberto, un encanto, dicho sea de paso). Por cierto, me ha tocado hacer de portavoz de mis compañeros; a nuestras edades todavía nos sentimos tímidos y existe ese miedo al ridículo que no termino de entender. El contenido del curso, ha hecho que conozcamos un poquito más a la gente que nos rodea, incluso a nosotros mismos, una bonita experiencia.  En mi caso, ha servido para valorar mi forma de vivir el momento, el “aquí y ahora” con una mayor percepción de los pequeños detalles de la vida (mi vida, como la de muchos era muy autómata y superficial) y a partir de ayer voy observando más, presto más atención a los comportamientos de la gente, intento escuchar mejor, miro más a los ojos, no intento sonreír más porque ya sonrío mucho y las arruguitas me delatan..,en serio, tampoco miro eso. Me he dado cuenta de que hoy, mi ritmo es un poquito más pausado. He decidido saborear la vida, que digo cada minuto, mejor cada segundo, suerte poder respirar, poder mirar, poder tocar. Nuestro mundo está lleno de sensaciones que olvidamos debemos de disfrutar.
 Por si alguno lo desconocía, mi trabajo no tiene nada que ver con la profesión de modelo, ni con temas fotográficos, tampoco con el teatro. Muchos de vosotros me habéis conocido en alguna de estas facetas aunque soy auxiliar administrativo, trabajo en una oficina.
Al fin llego a casa. Bonita sensación la de quitarse simplemente las botas que tanto me han molestado hoy, esos tacones altos, demasiado calor. El calzarme unas zapatillitas cómodas, abiertas por detrás, o simplemente ponerme una ropa más ligera es entrar en otro mundo, una agradable sensación de bienestar. Cierro los ojos, escucho una música relajada y bonita,  el disco de Revolver, un paréntesis largo que ya tocaba en este día tan intenso, “hogar dulce hogar”.

Es bonito escuchar el silencio, el oído lo percibe, siento una ligera presión en mi oído interno, necesitaba este momento, esta paz, es hora de descansar.