Comienzan los primeros calores y las casas se calientan. 

La inquietud hace que no pueda dormir. El insomnio acecha.

Me resisto, quiero dormir pero no hay forma. Cojo los auriculares, un ratito de radio, intrigante, ¿consultas amorosas a estas horas de la noche? 

Escucho todos los ruidos a mí alrededor. Nunca pensé que el silencio fuera tan ruidoso.

Ruidos, dentro de mi habitación, sin ningún tipo de movimiento dentro de ella. El tic tac del reloj acaricia mi oído. Al final consigo relajarme.

Cuatro horitas de sueño son el resultado de estas ojeras mañaneras que no hay forma de disimular. Comienza la rutina matinal. Ducha, desayuno, niños y salir corriendo para hacer la maratón como todas las mañanas. Caras conocidas en la parada del tranvía, compañeros, vecinos, todos con semblante de sueño, sin ganas de articular palabra. Las ocho de la mañana. En cinco minutos tengo que enlazar con el autobús. Desciendo rápidamente del tranvía para alcanzarlo. 

Al llegar a la parada del autobús de nuevo caras conocidas, compañeras de trabajo que llevan un poquito esperando. Al final, subimos al autobús, lleno de gente como casi siempre. Ese poquito rato de encuentro entre compañeros hace que intimemos en temas que nos afectan a cada uno de nosotros.

Llegamos a la parada. Ya era hora, ¡menuda excursión todos los días!. 

Una madrugada menos. 
Es miércoles, no queda nada para el fin de semana. 
Estamos en el ecuador de la semana. Al llegar al trabajo de nuevo caras de sueño. Un olor familiar a cafecito casero llega hasta mi olfato. Saludos, sonrisas, sueño. Me quito el abrigo, enciendo el ordenador y suspiro, un día más…

Al momento entra una compañera de trabajo, me dirijo a ella, “pero qué guapa vas hoy” “y tú también”, contesta ella. Me mira, me da un beso, seguidamente yo le doy otro, y dos personas que están en la fotocopiadora, chico y chica, reclaman también el suyo. Mi compañera, Asun, se dirige solamente a la chica y le da otro beso. El compañero no entiende nada, no entiende que a él no le besen, algo se ha perdido. Requiere una explicación y ninguna de nosotras explicamos nada, simplemente nos miramos, nos reímos y le explicamos – somos mujeres.

Alex, sonríe al recibir esa contestación.

El amor aflora en todos los sitios aunque pensemos que no. Y es importante la emotividad con la que nos manifestamos con nuestros amigos y compañeros, hace la vida mucho más bonita, mucho más alegre y divertida.