EL TEATRO ESPAÑOL

Hoy no voy a hablar de moda, hoy voy a hablar de historia, sobre un edificio emblemático como es el Teatro Español, el cual he tenido la suerte de poder visitar con un guía de lujo.

Situado en Madrid, de lo más castizo. Un precioso teatro situado en la Calle Principe, 25, en pleno corazón de Madrid.


Precisamente este año se han cumplido 433 años desde su primera representación. En 1583, abrio sus puertas lo que n su momento se denominaba “El Corral del Principe”, debido a que se estableció en unos antiguos patios destinados a corales en la calle Príncipe, de ahí que esa fuera una de sus primeras denominaciones.

Hasta 1849 mantuvo el nombre de Teatro del Príncipe. Actualmente pertenece al Ayuntamiento.


Entrar en él es revivir la historia. Debéis conocer, que actualmente es el teatro en activo más antiguo del mundo, tal y como nos recuerda una placa instalada en la entrada.
Al entrar descubrimos que Moratín, Galdós, Rossini, Lorca o Buenos estrenaron en ese teatro. Se respira nostalgia, recuerdos, en el espacio escénico más antiguo del mundo.
Sus palcos, de una preciosa vistosidad, todo recubierto con pan de oro, dónde destacan el Palco Real y el del Alcalde de la Ciudad de Madrid, se conservan con toda su belleza.
La existencia de este teatro se debe a Felipe II. 
Un gran incendio lo destruyó en 1802. Juan de Villanueva se encargó de su reconstrucción cinco años después,En 1847, el teatro español pasó a manos del Estado, llamándose Teatro Real Español.

En 1869, el teatro vuelva a cambiar el nombre a teatro Español. Después el teatro sufrió asaltos y sirvió de cuartel improvisado. Lo salvó de la ruina Ramón Guerrero, el edificio fue reformado desde 1865 a 1875.

En 1895 se abre de nuevo con María Guerrero como primera actriz, con obras de Galdós. En la II República se renueva el teatro y aparecen autores vanguardistas y renovadores. La compañía de Margarita Xirgú (1930-1935), la de Divinas Palabras, Don Ramón del Valle Inclán y después Don Antonio Buero Vallejo.
En 1975 sufre otro  gran incendio, el 19 de Octubre, que lo redujo casi a escombros aunque se restauró de nuevo en 1980 –Lucio Oñoro fue el responsable–, respetando el trabajo de Villanueva.
El ascensor Real. (María Mod Fotografía)

En nuestra visita pudimos ver escaleras infinitas, rincones insospechados, el ascensor privado , el baño y la salita del Rey, donde se alojaba cuando visitaba el teatro.

Me llamó mucho la atención que en el salón de invitados, pude contemplar la mayor alfombra del mundo, patrimonio nacional, confeccionada a mano, que como todo lo del Teatro, pertenece al Patrimonio Nacional .

La Alfombra mas grande del mundo
(María Mod Fotografía)

También tuve la oportunidad de conocer las salas privadas reservadas a la realeza y a los nobles de Madrid, desde las dependencias para descansar y relajarse antes de la actuación, hasta los salones privados donde les servían el té.

Otra parte importante del teatro que llama la atención es su enorme lámpara de cristal, una auténtica araña, vistosa y de complicada limpieza. De 740 kilos de peso, que originariamente era de aceite, y se subía y bajaba en cada actuación para su encendido, lo cual hacia que en ocasiones, los goterones de aceite que se desprendian de la lámpara, manchasen a los allí presentes, dando significado a la expresión “ llenarse de lamparones” lamentablemente fue destruida en el incendio de 1975, la actual es una réplica fielmente reconstruida.
Nos enseñan la parte técnica del edificio, todo lo que no vemos cuando vamos a alguna actuación. Luz y sonido, dividido en dos salas en plantas independientes, desde una de las salas, controlan todos, los efectos de luz, y desde la otra, todos los efectos de sonido que lleva cada obra perfectamente coordinados por el regidor, que mediante auriculares y pantallas de video, va indicando cuando debe entrar tal o cual iluminación, o cuando debe sonar determinada música o efecto especial. Impresiona conocer el trabajo, la dedicación y la coordinación que exige una obra de teatro, todo debe estar medido al segundo, no se permiten fallos.

Después descendemos al escenario y podemos disfrutar de un auténtico espectáculo de telones, y de maromas, donde los tramoyistas,tienen un verdadero trabajo (llegan a trabajar desde una altura de 19 m) sobre el escenario, suben y bajan los telones, al ritmo que exija las diferentes tramas de cada obra. Impresiona ver y conocer los entramados de maromas y telas que dan fondo y cambian el aspecto a todo el decorado, y te transportan desde la más romántica de las escenas, hasta las más tristes y dramáticas.

La sensación que que tiene al  subir al escenario es indescriptible.
El estar en el mismo sitio donde los actores y los personajes más ilustres, han pisado dicho escenario. Me siento dichosa, una de mis facetas es la interpretación, y un cosquilleo recorre mi espalda cuando puedo acariciar el telón que tantos aplausos ha visto en sus largos años de representaciones.
Pero dejando la parte cultural, lo que más me llama la atención, lo que de verdad despierta mi curiosidad, es la parte paranormal que rodea este teatro. Nos cuentan que en el piso 2º, tras el escenario, se dan fenómenos inexplicables. Cada vez que hay una representación y tienen que peinar la zona por seguridad, pasando perros policías, hay un pasillo en el que comienzan a ladrar y no consiguen avanzar, se ponen nerviosos, como si algo les impidiera hacerlo.

Según fuentes, uno de los cuidadores del teatro, el cual vivía al lado del teatro, en un alojamiento contiguo, se suicidó pegándose un tiro en la boca. Hubo un incendio y lo culpaban a él de negligencia. Murió defendiendo su inocencia.

Tambien en el escenario han acontecido varios fenómenos paranormales a la vista del público (espectros en directo en una actuación), donde la gente llegó a creer que era parte de los efectos especiales del espectáculo.

Al finalizar la jornada, los operarios del teatro se cambiaban de ropa en el vestuario, cuando uno de ellos comenzó a gritar cambiándole el color de la piel, blanco como una pared, repetía que veía unos pies a su lado. Los compañeros lo miraban con extrañeza porque ellos no veían nada. Este operario tardó años en volver a subir a dicho vestuario de nuevo.

Otro agente de seguridad, César García, fue testigo una noche de que alguien tiraba de la cadena del retrete masculino en la tercera planta. Fue sorprendente al ver que al llegar al WC no había nadie.

Una limpiadora, Marisa, vio que unas cajas se movían solas tras el escenario. Pensó que se trataba de una broma y cuál fue su sorpresa cuando al subir hacia el palco real para continuar con la limpieza, un aire
gélido soplaba a su lado, y algo le empujo casi consiguiendo que se cayera por las escaleras. Desde ese momento no ha vuelto a trabajar en esa zona.
Montacargas oculto en un reloj.
Una noche, cuando uno de los Jefes terminaba su jornada, comenzó a apagar todas las luces a su salida. Su sorpresa fue grande al ver que conforme apagaba interruptores se volvían a encender las luces. También notaba un soplido gélido en su nuca, e incluso como si le empujaran. Su desespero hizo que gritara un “!! ya valeee!! ” y lo que fuera desapareció o al menos dejó de hacer de las suyas.

Tengo que confesar, que mientras realizábamos el reportaje, y conforme nos contaban la historia, y mientras hacíamos fotos de los entresijos del Teatro, mi cámara capto unas imágenes extrañas en las zonas donde se mezclan realidad y leyenda, unas sombras de luz que no deberían estar ahí….

Ahí lo dejo…vosotros/as mismos.
Espero que os haya gustado esta parte paranormal que seguramente nunca habréis pensado al visitarlo.
BESICOS..COS… DE MIEDO HOY..